Para vos madrecita:
Te fuiste al calor de la tarde,
en silencio como te gustaba vivir
con la frente serena y tus asuntos en regla.
Tu aliento de vida se desprendió
suavemente como una caricia de brisa de mar.
Estabas cansada de vivir, te entiendo
no te reprocho nada,
era tu momento de irte, era tu acuerdo con papa Dios.
Sólo quiero darte las gracias por todo lo que me enseñaste
por la fuerza de resiliencia que me ayudaste a desarrollar.
Me toca a mi luchar con el grito permanente
que se suelta en el pecho, cada día y cada noche.
Tu ausencia me oprime la garganta y me cuesta respirar,
tu - no - presencia me aplasta las ganas de vivir,
siento que voy a reventar.
Mamacita a pesar que me siento así,
te digo: saldré de
esta noche en la que estoy,
Padre Dios me ayuda, no te olvidaré madrecita…
no te olvidaré, el amor por ti,
estará conmigo hasta el aliento de mi vida vaya a tu
encuentro
y al encuentro con nuestro Creador.
Te prometo que viviré intensamente, me reinventaré cada
mañana y cada noche.
Te lo prometo viejita